lunes, 6 de marzo de 2023

Nuestra teoría del día perfecto

Y así era nuestra costumbre. Mientras nos despojabamos de la ropa en nuestra habitación, sabíamos que justo allí comenzaba la mejor parte del día, que era paradójicamente, la noche. Solo estar abrazados esas 8, 10 horas siempre había sido lo mejor de la jornada, y lo sabíamos, nos lo decíamos una y otra vez, reconfirmando que esa era la vida que queríamos vivir cada día..

Yo, quitándome los aros en el espejo, preguntandole tantas veces, "viviríamos este día una vez más tal cual fue?" y el ya acostado y limpio, contestaba "si, fue perfecto para mi". Y luego la mejor parte nos alcanzaba, juntos o en la distancia de mis viajes, pero siempre lo mismo, valorar la vida en cada momento. 

Juntos era el camino. Como si ya fueramos viejos. Nuestras vidas pasadas nos dejaron la huella, y aunque no las recordamos  nos obligaban a valorar y agradecer, conscientes de que la magia era en ese presente, el que todo el tiempo buscábamos hacer perfecto. 

Tantas veces, "yo quiero lo mismo que vos", me decía. "Si hay dos maneras, me gusta la tuya". Y la mía tan solo era la de ser feliz, sonreír, detenerme a ver las cosas bellas que nos rodean, encontrar soluciones, ayudar a las personas y aprender todo.

Y el protegió la campana en donde vibramos esas emociones.

Uno elige, siempre. 


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