Esa mañana
recuerdo que el andén del Multiservicio
estaba lleno y todavía no eran las 7. Pero era típico en esta época. Se
acercaban las vacaciones y todo el mundo quería resolver a último momento lo
que no hizo durante todo el año.
Lentamente
se fue acercando el subte hasta quedar justo enfrente de la puerta del primer
vagón, que era el correcto para iniciar el viaje.
En el
primer vagón era donde, según recordaba, estaban los carpinteros, techistas, fábricas
de muebles y aberturas. Creo que también todo lo relacionado con tratamiento de
pisos. Además no quería dejar de averiguar sobre una ventana de techo para el
living. “Hace rato que la quiero y no me
hacía el tiempo para eso”, pensé.
Con la
chicharra característica se abrió la puerta y nos chocamos todos para entrar
juntos. En el interior una alfombra central dividía el subte en dos partes, y a
ambos lados una línea de stands me recibió.
-¿Buenos días,
qué anda buscando? -¿Me gustaría contratar un plastificador de piso. -¿Muy
bien, cuántos metros cuadrados tiene su parquet - Aproximadamente 80 m2, lo que
mide el living y las habitaciones.-Con o sin zócalos?- Con -¿Cuál es el estado
general del piso? ¿Le faltan maderas? - No, no. Está completo -Elija un tono de
plastificado en esta muestra.
Luego de
señalar uno bien parecido, le di mi dirección y quedamos que lo harían la
semana siguiente. Pregunté por aberturas y en voz alta se dirigió al escritorio
al lado - ¡Ey Pepe, la señorita busca una abertura!
Me
vendieron una ventana de techo en unos 10 minutos. Es que eran fantásticas. Luz
natural en el living comedor actualmente oscuro. Tendrían que retirar unas
cuantas tejas, pero a cambio yo tendría todo el sol adentro de mi casa.
No habíamos
llegado a la siguiente estación y yo ya había resuelto lo que necesitaba. No me
podía explicar cómo hacía la gente para hacer trámites antes de que existiera
el “subte multiservicio”.
El señor de
las aberturas me comentó que no dejara de ir al otro vagón en busca de Juan,
que era el cerrajero. Era importante hacer las llaves de la nueva abertura.
Entregué un
cheque por la compra, y me dirigí al siguiente vagón en busca de Juan.
Juan
resultó ser un tipo macanudo. Me dijo que él se encargaba con el mismo Pepe de
hacer las copias de la llave de la abertura tan pronto como la eligieran y las
dejaría el mismo día que la colocaran.
Bárbaro. Todo en 2 estaciones.
Me quedaban
4 estaciones antes de llegar. Quizás me daba tiempo de retirar la tarjeta de débito
que la semana pasada había pedido que renovaran. Me detuve a mirar unas fotos
geniales de unos cruceros en oferta en el stand de agencia de viajes. No podía
creer qué suerte. Ahí estaba Tahiti, un destino que yo siempre había querido
conocer, en oferta, como invitándome.
La chiquita
vestida de azafata me atendió y me detalló las distintas opciones. La verdad es
que un crucero para estar tirada sin hacer nada era tentador. El año había sido
rabiosamente duro, y necesitaba unas vacaciones. Financié la compra en 24
meses, y le agregué unas cuantas actividades náuticas, unos paseos, sesiones de
masajes, spa… Tahití… Ya parecía tocar con las manos el paraíso. Partía en dos
semanas, justo cuando terminaran de hacer el piso y la abertura.
Junté mis
cosas y me fui a resolver el tema de la tarjeta. Un último trámite y ya estaba
llegando a la oficina. Todo había salido de maravillas ese día.
Lo recuerdo
hoy, como si fuera ayer. También recuerdo las caras de satisfacción de los
vendedores, y los gestos entre ellos. Y me pregunto, si hubiera podido darme
cuenta de algo en ese momento. Pero no.
Incluso al
regresar de Tahití, y encontrar la casa completamente vacía de valores, muebles
y recuerdos, no pensé en eso. Pero ahora la claridad es aplastante, en un solo
día de “suerte”, había entregado la información precisa del tiempo que estaría
ausente más la copia de las llaves de una abertura que nunca llegué a
disfrutar. Todos los datos de una
persona en un solo vagón, donde se brindaban servicios. No tuvieron ningún problema
en realizar la estafa, todo el tiempo del mundo, desde el dinero del banco
hasta la cortina del baño.