lunes, 29 de diciembre de 2008

Soledad




El espacio se llena con aire, con ideas, con gente, con imágenes, con percepciones.

Como siempre en pleno proceso de cambio, de autocrítica y de búsqueda de caminos nuevos, está el entorno influenciándome en cada paso, pero sobre todo, yo influenciándolo a él y sembrando el futuro que me tocará un día.

Uno va buscando pero encontrando su camino a diario. Con las grandes acciones y con los pequeños gestos, en todo momento tuerce su camino hacia donde quiere ir, y no hay nada que suceda que sea tan al azar, que uno no pueda reconocer parte de su obra.

Es necio creer que algo simplemente nos sucede como por encanto… sucede lo que queremos, o al menos permitimos que suceda, se atreve a aparecer cuando le damos un pequeño espacio en nuestra mente. Impluenciamos el entorno.

Influenciando hacemos lo que luego sucede, y hasta lo que no esperamos. Porque “haciendo” uno enseña. Le enseña al aire a moverse alrededor de determinada manera. Lo que emitimos, nos es devuelto en algún modo aprendido por el entorno que incorpora arbitrariamente lo que quiere aprender.

Cuándo -en mi pasado- gesté estos signos, que hoy vuelven a mi con Soledad?