jueves, 14 de enero de 2016

Único


y… acá estoy
desde la mañana muy mucho mejor, que ayer, que el Mundo parecía oscurecerse. No acabarse, pero si entrara otra vez en jaque conmigo. El y yo, como diciendo, a qué estás jugando?
En cambio hoy el sol pareció aclararlo todo. Sin desmerecer tu apoyo. Tengo que reconocer que hiciste lo correcto. No se cómo, ni por qué, pero supiste. Y lo hiciste. Dudoso, pero seguiste tu instinto, aquel que sabe leerme mas allá de lo dicho, y lo hecho. Lo que te vuelve a hacer único.
Y eso es justo lo que necesito. Dragón y compañero. Alguien que no necesite explicaciones. Que le alcance con verme compleja, empática, sabia y super enredada.
Y se lo banque.
No es fácil, más bien parece un trabalenguas psicológico, un juego de ansiedad y tortura, pero no por reclamo, ni histeria. Tristemente auténtico.
La mesa se tambalea negra, y el color combina con las sombrillas y las rejas coloniales en una vereda de adoquines y una pared de ladrillos desparejos del 1500, mientras tecleo letras que parecen tambalear con ella, o será el vino blanco que hace un rato llenaba la jarrita y ahora apenas es un fondo traslúcido de hielo fundido que baila al compas de la mesa. No se, debe ser el aire de verano que siempre me despierta  profunda felicidad.

Quiero más tiempos míos, lugares compartidos, veredas y vinos, y espacio. Mucho espacio.

Te beso, con la seguridad de que entendiste lo que quise decir, mejor quizás, que yo misma

2 comentarios:

Ludwig Krumm dijo...

Libre, compleja, solitaria y sincera. Convencida de que la vida es bella y esta ahí esperando a que la vivas. Un gusto volver a leerte...

Valkies dijo...

Las calles adoquín despiertan y registran los llamados a la sinceridad interna. Fantástico efecto multisensorial de algo tan frío con la piedra