Mi-lista-de-tareas es de lo más detestable.
A veces en una agenda, a veces en un cuaderno, la mayoría de las veces en un papel mugroso que llevo en la cartera, siempre es mi-lista-de-tareas, nunca electrónica por comodidad y para mantener en este corto espacio mi capacidad de escribir a la vieja usanza, con lapicera.
Está llena de cosas por hacer. Compras pendientes, llamadas pendientes, regalos, análisis médicos, turnos de todo tipo, entregas de bummel, pagos, cobros, impuestos, y lo peor: los trámites, ya sean bancarios, fiscales, legales, o de documentación, puaj. No solo mías, el hecho de tener hijos la agranda sin cesar, cumpleañitos, días festivos, actividades escolares y de las otras, artículos escolares y libros de todos colores, etc.
Ahora por ejemplo está llena de llamadas pendientes por cambios de domicilio, entre todas las demás cosas que suele tener. Y no importa lo que yo haga, parece que cuando logro cancelar un ítem, por arte de magia aparece uno nuevo, a veces dos! Entonces es una lista de las menos agradables que tengo, porque la cantidad de registros parece igual, pero en realidad la entrada y salida es infinita! Y lo infinito me aburre -sobre todo si es todo igual- porque no llega a ningún lado. Y de vez en cuando me gusta llegar a alguna parte.
No escribo mis trámites pendientes para no olvidar lo que tengo que hacer. Difícilmente me olvide de ninguna de las tareas. En realidad lo escribo para optimizar los tiempos y los esfuerzos: si están ordenadas las tareas es más fácil agruparlas por zona de acción y matar “varios pájaros de un tiro”, o aprovechar el “ya que estamos”. Aparte es imprescindible ordenarlas por prioridades, porque hay tareas indiscutiblemente más agradables que otras, pero no tan urgentes quizás. Una se tienta a empezar por las lindas, pero las desagradables pasan semanas y semanas ahí… y como el día lamentablemente tiene solo 24 hs, de las cuales quedan solo 4 o 5 para realizar este tipo de cosas, cuando la lista es larga, si se desoye a la importancia, urgencia o vencimiento de las actividades, es probable que no se pueda llegar a todas y que alguna ya pierda sentido de ubicación temporal o incluso tenga consecuencias desagradables en el peor de los casos.
Entonces mi lista de tareas ya no es una lista, más bien es un cuadro de doble entrada, con días de la semana, horarios, algún que otro tentáculo, … Horrible.
Lo peor de todo es que descubrí que los trámites son en un 90% de los casos “por partida doble” o “de doble mano”, no se qué nombre ponerle. Son ese tipo de trámites que no terminan en una sola actividad. Se requieren dos accesos para lograr sacarlas de la maldita lista. Tal es el caso de mandar a arreglar algo, una vez para llevarlo, otra para irlo a buscar. O trámites de dos visitas como los Análisis de salud. Etc. Estos trámites no permiten festejar el día que uno los empieza a hacer, porque no puede darse el lujo placentero de tacharlo de la lista. No. Hay que DEJARLO en la lista hasta terminar de completarlo, es insufrible. Porque un trámite “doble mano” una vez que se inicia empieza a ser más exigente: siempre trae aparejadas fechas, horarios, vencimientos…
En mi forma de ser siempre demasiado responsable como para tirar las culpas afuera, creo que mi-lista-de-tareas es así, porque como toda creación, termina siendo a “la imagen y semejanza” del creador. Con lo cual, mi-lista-de-tareas termina siendo así porque simplemente describe mi forma de actuar y ser en la vida, la lleno de más cosas que las que puedo atajar, me cargo de actividades que no me corresponden, no delego nada de nada, la mayoría de las veces para evitar que otras personas que quiero padezcan una lista de tareas como la mía, detestable.
Pero hay veces, en que de verdad me parece que mi-lista-de-tareas tiene vida propia, nace, crece y se reproduce por sus propios medios… no se…a veces no me parece que sea una de mis creaciones realmente. La veo demasiado independiente, y demasiado adulta como para ser mía.
A veces la abandono… un fin de semana… unos días. La dejo en reposo en un cajón. Me olvido de ella. Vacaciono.
Luego la necesito.
Es por todo esto que la he sacado de Detestables y se ha ganado un lugar en mi lista de Odiados imprescindibles. Por ahora.
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