Desde que tengo memoria,
adoptar cada árbol que acompaña mi vereda,
sabiendo sus detalles como si fueran míos,
al tiempo que aprendí sus nombres, para sentirlos
parte de mi familia.
Detenerme en cada olor, sonido, color, o textura,
para guardarlos, más aquí,
que la belleza grabe en distintos sentidos,
y no solo en una foto.
Y años luz en las estrellas, futuro, presente, pasado
vibra misterio
mi atención, más allá.
La observación fue y será, en mi rebelde opinión,
continua, espontánea, aparentemente inevitable
y la felicidad de compartirlo, la esperanza, que es mucho más que optimismo,
Son de una sabiduría
de origen desconocido.
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